Aguarales de Valpalmas

Aguarales de Valpalmas

DISFRUTANDODELCAMINO

Entre los variados paisajes y de gran biodiversidad que tenemos la suerte de contar en Aragón, podemos encontrar rincones únicos, entornos singulares, de gran riqueza natural, que nos dejaran con la boca abierta.

Entre ellos, el que visitamos hoy, muy cerca de Zaragoza. Se trata de los Aguarales de Valpalmas o de Valdemilaz, un enclave fantástico, donde vamos a descubrir un mundo de curiosas formas, caprichos de la naturaleza, como si de un paisaje lunar se tratara. Un paraje natural de sorprendentes formaciones rocosas, de tubos, oquedades, hundimientos, micro cráteres…morfologías curiosas del terreno, que originan un paisaje, extraño, irregular, cambiante y muy peculiar.

¿Un extraño planeta?, ¿Un árido desierto? ¿Un rincón de algún país del lejano oriente?

El paisaje de los Aguarales, bautizado como la “Capadocia Aragonesa”, puede parecerse a todos estos lugares. Sin embargo, lo tenemos muy cerca, a un paso de Valpalmas (Zaragoza), donde puedes descubrir estas singulares formas del relieve, esculpidas por la erosión del agua.

Es el agua, sí, la responsable de este fenómeno erosivo, conocido como “piping”. Se produce cuando las lluvias torrenciales, principalmente en épocas estivales, horadan este terreno arcilloso, tanto por la superficie, como por el subsuelo, abriendo surcos, regueros y oquedades por los que el agua circula y se infiltra, formando todo tipo de figuras y formas, pequeños resaltes, conductos, cavidades, hundimientos, etc,.. un paraje extraño y cambiante por la acción repetida y constante del agua.

Mapa

Sobre el mapa el recorrido circular, en color rojo

Nuestra ruta

Nosotros hemos accedido al parking de los Aguarales de Valpalmas o Valdemilaz, desde  Piedratajada, por la carretera CV-837, dirección Valpalmas, y tras cuatro kilómetros, encontramos un desvío a la derecha, señalizado, donde sale una pista, que tomamos hasta la zona de aparcamiento. Este tramo, apto para todo tipo de vehículos, tiene poco más de dos kilómetros.

Desde el aparcamiento, donde hay un panel interpretativo que explica el origen de formación de este paraje de gran interés geológico, hay dos senderos para visitar los Aguarales, uno exterior, que va por encima, y otro que se adentra en su interior.

Ruta interior

Empezamos por el que lo recorre por su interior, adentrándonos por un camino protegido con cuerdas que nos marca el itinerario a seguir. Es importante respetar la ruta marcada y no salir de ella, para evitar problemas de erosión al encontrarnos en una zona tan frágil.

Camino de entrada al interior de los Aguarales

Nada más bajar, nos sorprende ver paredes, llenas de agujeros, grietas y recovecos, que seguro sirven de refugio para muchas especies como el abejaruco, el colirrojo tizón, donde suelen excavar sus nidos, y otras, como la culebra bastarda, el lagarto ocelado, musarañas y topillos, que aprovechan los conductos y recovecos que les brinda el subsuelo de los Aguarales.

Tras doscientos metros, caminando entre las columnas de tierra arcillosa, llegamos a un acondicionado mirador, estratégicamente situado entre una multitud de formaciones que el agua ha excavado a su gusto y capricho, agujas, conos, domos, mogotes, etc, de diferentes alturas y volúmenes que definen este singular paisaje. En un panel informativo titulado “Los caprichos del agua”, se explica el fenómeno producido por la erosión del agua en este lugar de los Aguarales, y que hoy día, sigue vivo, reactivándose, con cada nuevo episodio tormentoso. 

Avanzamos unos metros y encontramos una bifurcación. Vamos primero a la izquierda que continúa por un sendero, que pasa por un banco y que nos lleva, en cien metros, a otro mirador acondicionadoLos Aguarales, un singular relieve” y perfectamente ubicado para contemplar una amplia zona de las sorprendentes formaciones.

La labor modeladora del agua ha labrado estas formaciones, de gran interés geológico, que es posible encontrarlas en otros lugares, con similares características, como en la depresión del Ebro o del territorio semiárido español, como las cárcavas de Morata de Jiloca (Zaragoza). También, en otros lugares del planeta, se encuentran formaciones asociadas a los bandlands, como los de Utah, en EEUU, los del valle de la Luna (Bolivia) y sobre todo, las del valle de Göreme, en la región de la Capadocia en Turquía.

Ruta interior. Galería de fotos

Retrocedemos hasta la bifurcación donde hacia la izquierda avanzamos unos metros para contemplar nuevas formaciones. Regresamos al aparcamiento por el mismo sendero después de contemplar con gran curiosidad y sorprendidos, la gran densidad y variedad de formaciones que nos ha transportado a paisajes de película.

Ruta exterior

Al llegar al aparcamiento, llevamos prácticamente, la mitad de recorrido, 700 metros. Ahora nos dirigimos al sendero que va por encima, con vistas a los Aguarales desde el exterior. Para ello tomaremos primero un amplio camino a la izquierda y luego por un sendero a la derecha que nos lleva hasta el borde superior del barranco.

Ante nosotros se abre un paisaje sorprendente, un mundo lunar con diferentes formas, irregular, fantástico. Un mundo que se formó hace millones de años cuando los ríos pirenaicos desaguaban sus aguas a zonas pantanosas, sedimentando arcillas y arenas.

Avanzamos por el pequeño sendero que bordea la parte superior de los Aguarales. En 200 metros, desde el aparcamiento, llegamos a un espléndido mirador panorámico sobre el barranco. Es un punto, en el que hay que parar, para contemplar, admirar y regocijarse, viendo la multitud de extrañas formas que el agua ha esculpido. Pináculos, tollos, cárcavas, cuevas, chimeneas de hadas, …

Ruta exterior. Galería de fotos

En definitiva, merece la pena acercarse a este bello y sorprendente paraje que en muy poco tiempo puedes recorrer. Para finalizar, y como dato curioso, te puedes acercar Valpalmas, localidad, en la que vivió de pequeño Santiago Ramón y Cajal, entre los años 1856 y 1860, donde su padre era médico. En Valpalmas, el centro cultural que lleva su nombre, acoge una exposición de documentos y gráficos, que nos hablan de su vida y obra, así como de otros aspectos del pueblo y su entorno. Cuenta en sus memorias, que fue en esta pequeña localidad, donde empezó su aprendizaje, su pasión por la naturaleza y sus inquietudes científicas.

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«Andar por andar, es suficiente, pero andar disfrutando del camino es mucho mejor«

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