Barranc Fondo del Mezquín. Por el PR-TE 13

Barranc Fondo del Mezquín. Por el PR-TE 13

DISFRUTANDODELCAMINO

Entre las localidades de Torrevelilla, La Codoñera y Belmonte de San José, localidades del Bajo Aragón, existe un estrecho corredor, por el que discurre el río Mezquín, afluente del Guadalope, fruto de la unión de los barrancos de la Mina y La Cerollera. Encajado entre el mosaico agrícola y forestal, no destaca especialmente ni por su discreto caudal ni por su breve curso, pero sí por el paisaje de gran belleza que ha esculpido a su paso por el tramo medio de este escarpado barranco, conocido como Barranc Fondo.

Sorprendente y aislado paraje, donde además de restos de patrimonio hidráulico y etnológico, encontraremos cuevas naturales (balmas), pasos estrechos, pozas, densa y enmarañada vegetación y apriscos ganaderos, al abrigo de grandes cornisas de conglomerados.

Cueva natural bajo una enorme visera  

Descripción de la ruta

Descubrir este precioso entorno natural es sencillo, siguiendo el sendero PR-TE-13, desde cualquiera de las tres localidades mencionadas, que nos permite trazar una ruta circular o lineal a nuestro gusto. El sendero principal que en ocasiones discurre ceñido a la roca debido al escarpado y encajado terreno, se ha equipado con barandillas de madera y escalones de metal (grapas), que permiten pasar con seguridad.

Mapa

Sobre el mapa, el recorrido circular en color rojo

Nuestra ruta

Punto de partida y llegada: Torrevelilla. Desde el cruce de las calles Carretera y Tejería, cerca del Pabellón municipal, de esta localidad, comenzamos a caminar. Allí mismo, un poste indicador, nos informa las distancias de 3,1 km al Molí Siscar, dirección La Codoñera y los mismos kilómetros al Barranc Fondo, en dirección Belmonte de San José, dirección que tomamos.

Por cierto, en el mismo poste está la señal del Camino de Santiago (Ruta del Maestrazgo), uno de los cuatro ramales que, partiendo de Castellón, se unen en Escatrón al camino principal del Ebro, llegando juntos a Zaragoza.

08:49 Punto de inicio en Torrevelilla

Por un camino agrícola que sale a la izquierda, seguimos el PR-TE 13 y avanzamos entre campos de almendros y olivos hasta llegar a una pista transversal, donde encontramos La Torreta y un peirón o pilón, en cuyo interior hay un escrito recordando al ciudadano Miguel Vallés, que falleció al caer un nogal en este lugar en 1794.

08:53 Entre cultivos y olivares

08:59 Acercándonos a La Torreta

Enseguida por la derecha, alcanzamos una bifurcación, punto donde se inicia el recorrido circular. Continuamos por la pista agrícola de la derecha que avanza entre olivos y más olivos. Unos carteles sobre las Oliveras Centenarias, explica el proyecto implantado por varios municipios del Bajo Aragón para recopilar en un catálogo los escasos ejemplares que destacan por sus grandes dimensiones y que pretenden conservar. Aunque hoy día la plantación de jóvenes Empeltres resulta más productiva que esos viejos árboles descolocados por el tiempo.

Y aunque somos aragoneses y los podríamos ensalzar sin más, damos fe, de la gran calidad y sabor incomparable que tienen los aceites de esta zona, que desde el año 2000, cuenta como Denominación de Origen del Bajo Aragón.

09:21 Ejemplares únicos y singulares

Avanzamos por el camino principal. Cuando llevamos algo más de dos kilómetros, vemos un pilón con una cruz encima a nuestra izquierda, antes de llegar al barranco Misiga, que cruzamos alternando los olivares con algún pino. Seguidamente alcanzamos una zona de esparcimiento como a unos tres kilómetros del inicio, donde encontramos juegos infantiles como mesas, fogones, un refugio y un panel de información sobre la ruta que estamos realizando. En este lugar se entronca con el ramal del PR-TE 13 que viene de Belmonte de San José. Frente a nosotros se alza, sobre la parte más alta de la sierra que lleva su nombre, la ermita de San José.

09:35 Zona de esparcimiento

La ruta continúa por el amplio camino de la izquierda y en unos 100 metros llegamos a una curva cerrada, donde lo abandonamos por la izquierda. Seguimos el pequeño sendero señalizado (4 km a Molí Siscar) que avanza paralelo al río Mezquín. Enseguida bajamos por una empinada rampa al fondo de su cauce, adentrándonos, en un sorprendente paisaje.

09:43 Sendero que nos conduce al Barranc Fondo

Nos encontramos rodeados de altas paredes de conglomerados, se trata del Barranc Fondo. Nada más entrar, en un meandro que dibuja el río, vemos a la derecha un abrigo convertido en aprisco ganadero para resguardar el ganado.

09:45 Abrigo convertido en aprisco ganadero para resguardar el ganado

El sendero discurre ceñido a la roca, por la izquierda del río, encajado bajo una enorme visera rocosa y asegurado de barandillas de madera y escalones de metal para evitar caídas al río. Un entorno precioso de conglomerados, arcillas y areniscas que el río Mezquín ha esculpido a lo largo del tiempo formando numerosos abrigos, cuevas y viseras.

09:46 Paredes de un gran balma o visera sobre la piedra desnuda

09:47 Tramo con barandillas de protección en el Barranc Fondo

09:49 Bajamos por los escalones de metal

09:49 Y ahora, desde el otro lado

09:50 Tramo estrecho, con importantes caídas al río

Tras superar este primer tramo encañonado, el sendero gana altura ayudados por una sirga instalada en la roca, hasta alcanzar la parte más alta del escarpe donde encontramos un mirador a los estrechos tramos del río. Un cartel situado allí mismo, “Agua, roca y sudor”, nos explica en un croquis, la evolución del Barranc Fondo.

09:54 Estrechos del barranco desde el mirador

Continuamos por el sendero atentos a las marcas blancas y amarillas del PR, hacia el del barranco Misiga, que cruzamos tras dar un pequeño rodeo. Por un sendero protegido con barandillas de madera, volvemos de nuevo al Barranc Fondo.

10:03 Sendero que rodea el barranco de Misiga, de vuelta al Barranc Fondo

Cien metros después, cuando hemos recorrido cuatro kilómetros llegamos a un mirador natural, donde hay un panel divulgativo sobre el Barranc Fondo, que nos ofrece una hermosa vista del barranco, ahora más abierto y desde donde observamos varios abrigos en sus paredes, además de árboles típicos de ribera, como fresnos, olmos, y chopos que completan una exuberante vegetación.

10:07 Barranc Fondo, desde un mirador natural

El camino avanza unos doscientos metros hasta encontrar a la derecha un sendero que, en acusado descenso, nos lleva hasta el mismísimo cauce del barranco, donde nos espera una abundante vegetación. Nos adentramos en un espectacular meandro rocoso, donde el río es absorbido por los carrizos, zarzas y juncos y donde los fresnos, olmos y chopos completan el tupido vergel.

Cruzamos el río y continuamos avanzando entre esta densa y enmarañada vegetación por la margen derecha del Mezquín. Pasamos por un pequeño huerto colgado en un bancal entre las rocas, muestra de cómo en tiempos de escasez se cultivaba en cualquier palmo de terreno.

10:21 Pequeño huerto colgado en el bancal

Después de visitar un primer aprisco ganadero, el camino nos lleva a visitar varios abrigos, algunos con grandes cierres de muros de piedra para el ganado. La Cueva del Baso o la Cueva del Santiaguet o Encantada, son dos claros ejemplos.

10:24 Acercándonos a otro aprisco ganadero en una cueva

10:25 Avanzamos entre grandes bloques de conglomerado

10:26 Enormes viseras que facilitan la construcción del abrigo

10:26 Detalle de la puerta del aprisco ganadero

10:27 Grandes cierres de muros de mampostería para el ganado

10:28 Los mismos muros, desde el interior

Entre grandes bloques de piedra desprendidos de las paredes que entorpecen el curso del río, continuamos por el también espectacular tramo de Las Calderas, por un estrecho pasillo equipado con sirgas. El sendero encajonado entre las rocas, sale de él y cruza de nuevo el río junto a la Cueva Encantada / Cueva del Santiaguet.

10:32 El silencio reina en el fondo del barranco, sólo interrumpido por el canto de los pájaros

10:33 Grandes bloques de piedra en el cauce del río Mezquín

10:34 Cualquier lugar es bueno para disfrutar

10:57 Exterior de la Cueva de Santiaguet

10:59 Interior de la Cueva de Santiaguet

Entre viejos bancales olvidados alcanzamos los restos del azud del Molí Siscar donde el agua del Mezquín se reconducía y aprovechaba para impulsar primero la rueda del molino Siscar, y después, para regar los campos de La Codoñera.

11:07 Azud del Molí Siscar

Seguimos por el interior del cauce, descubriendo un nuevo aprisco, la Cueva Taulera, un enorme abrigo ganadero con cierre de muretes de piedra cobijado bajo una gran balma o bauma (abrigo rocoso en una cueva natural poco profunda en la que penetra la claridad).

11:11 Acercándonos a Cueva Taulera

11:13 Exterior de Cueva Taulera

11:14 Interior Cueva Taulera

Tras casi 8 km y después de vadear el río en varias ocasiones, llegamos a una bifurcación: Por la derecha, el sendero nos llevaría a La Codoñera, pasando por el molino Siscar, que está muy cerca y al que nos acercamos para verlo (rodeamos un cerrito en el que se esconden sus ruinas). El Molí Siscar, recogía aguas del Mezquín y del barranco de la Torreta que, tras aprovecharlas, eran reconducidas a través del acueducto de piedra (situado muy cerca del él, sobre el barranco de la Torreta) hasta la acequia que regaba los campos de La Codoñera.

11:39 Molí de Siscar

11:39 Acueducto de piedra junto al molino

De vuelta a la bifurcación de caminos, tomamos el sendero que cruza el río Mezquín y que en lazadas asciende por la ladera opuesta hasta alcanzar el camino agrícola que nos conduce de vuelta a Torrevelilla. El sendero, bordea campos repletos de olivos y almendros, buscando la pista agrícola que, pasando por La Torreta, nos llevará a Torrevelilla.

Camino agrícola que va entre campos de olivos

12:22 Llegando a Torrevelilla

Aprovechamiento de los recursos por el ser humano

Desde siempre el hombre ha aprovechado las características del terreno para el desarrollo de sus actividades, agrícolas, ganaderas, transformación de productos, etc. En el Barranc Fondo, encontramos claros ejemplos como el aprovechamiento:

  • De abrigos rocosos (balmas), para construir muros de piedra, convirtiéndolos así en prácticos corrales ganaderos.
  • De la fertilidad del terreno, para cultivar en cualquier palmo de terreno, en pequeños huertos situados en lugares insospechados, habilitándose pasos en lugares angostos para poder cruzar de orilla a orilla, además de puentes.
  • De los recursos naturales del barranco, como las cañas, el enebro, el té de roca, se utilizaban para múltiples aplicaciones como como cicatrización de heridas, cura de enfermedades, elaboración de utensilios, materiales de construcción, etc.;
  • De las aguas del río Mezquín, que aparte de utilizarse para el ganado, se utilizaba, una vez reconducida, para impulsar la rueda del Molí Siscar y después regar los campos. Para ello se habilitaban estas pequeñas presas (el azud de Siscar, por ejemplo) para desviar el agua a las acequias. Incluso, no es de extrañar, que antiguamente se bajase al Barranc Fondo, a lavar la ropa o coger agua para consumo diario.

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«Andar por andar, es suficiente, pero andar disfrutando del camino es mucho mejor«

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