Enebro de Sabiñán. Sierra de Morés

Enebro de Sabiñán. Sierra de Morés

DISFRUTANDODELCAMINO

En el extremo más meridional de la sierra de Virgen, que forma parte del Sistema Ibérico zaragozano, se sitúa la sierra de Morés dando paso, al otro lado del Jalón, a las alineaciones serranas de Vicor y Algairén. Con sus laderas densamente cubiertas de carrascales y su punto culminante en el pico La Atalaya o vértice Morés, 1170 m, nos ofrece un amplio panorama sobre las comarcas del Aranda y la sierra del Moncayo, como telón de fondo. Debajo de ella, fluyen las aguas del río Jalón a su paso por las fértiles tierras de Morés y Sabiñán que, tras sus 224 km desde su nacimiento en la muga soriana, vierte sus aguas en el Ebro, en Torres de Berrelén, siendo el afluente más importante por su margen derecha.

Con la idea de ver el famoso enebro de Sabiñán, catalogado como árbol singular, vengo con mis amigos Miguel, Fernando y José Miguel a la localidad “caracolera” de Sabiñán, donde un poco engañados, he planificado un largo y completo recorrido por la sierra de Morés, pasando por su cima La Atalaya, la monumental encina (carrasca de Morés) y visitando las localidades de Sestrica y de Morés, que no podía faltar en esta especial ruta en la que Fernando ha sido nuestro cicerone, explicándonos con pelos y señales lo más notable e interesante del lugar.

Enebro de Sabiñán

Descripción del recorrido

El camino transcurre durante casi toda la ruta, por pistas y senderos señalizados. Partimos desde Sabiñán, por el sendero local SL-Z 61 que se dirige al enebro. En la parte baja del valle, caminaremos suavemente por pistas forestales que pasan por el piedemonte pedregoso de la sierra, entre campos de cultivo y frutales; más arriba, por terreno más montano, las laderas se aterrazan en bancales de almendros y olivares, alguno de ellos, con pies centenarios. Tras pasar el enebro de Sabiñán, unos pequeños tramos, campo a través, con trazas de sendero, nos elevan a la parte más alta de la sierra situado en La Atalaya, 1170 m.

En el collado entre el Alto de la Hoya del Diablo y La Atalaya, enlazamos con el PR-Z 98, sendero que conecta la localidad de Morés con el pico La Atalaya y que utilizaremos de vuelta de ella, para continuar. Por la “carrascada” de la ladera, conoceremos una encina de grandes dimensiones (carrasca de Morés) y un sorprendente castaño. Tras pasar por un bonito mirador sobre el valle y la casa y fuente Garullo, dejamos el PR para visitar la localidad de Sestrica. Volvemos por el cementerio y ermita de la Virgen el Carmen, donde enlazamos de nuevo con el PR, que nos lleva por la ermita de San Félix a Morés, localidad natal de Fernando. Tras una amplia visita por el pueblo volvemos por el sendero local SL-Z 26 a Sabiñán, donde finalizamos la ruta.

Mapa

Sobre el mapa, el recorrido circular en color rojo

Nuestra ruta

Junto a la ermita de San Miguel, donde existe el cartel indicador del sendero local SL-Z 61, entre Sabiñán y el enebro, comenzamos cruzando por un puente de piedra, el Jalón. El sendero marcado con pintura verde y blanca, sigue por una calle entre árboles plataneros y tras cruzar la vía férrea por debajo, seguimos la pista forestal en suave ascenso, entre parcelas con frutales. El camino se acentúa en la subida hasta llegar a la fuente y la casa de Valcardera, 685 m, punto en el que terminan los campos de olivos.

08:57 Cartel verde antes del puente, que nos indica la ruta al “Enebro de Sabiñán”

09:00 Sierra de Morés

09:01 Salimos por la calle con enormes plataneros a nuestra derecha

09:12 En frente, nuestros primeros objetivos

09:12 Entre campos de cultivo y frutales

09:20 Allí está, solitario en el cerro

09:26 El camino se empina entre grandes extensiones de olivos, algunos de ellos, centenarios

09:41 Fuente de Valcaldera

Una vez pasada la fuente y la casa en ruinas de Valcardera, tomamos el sendero que va rodeando el monte y que en pocos minutos nos deja en el cerro donde se asienta el monumental enebro de Sabiñán, situado a 3,7 km del pueblo. Conforme subimos las vistas sobre el valle del Jalón, donde se asientan Morés, Sabiñán y Paracuellos de la Ribera, se amplían.

09:43 Termina la pista y se acaban los olivos

09:51 Una mirada atrás al valle, en la zona de Sabiñán

09:52 Y otra, a la de Morés

Tras una hora desde la salida, llegamos a la cota 805 m, donde se encuentra el primero de nuestros objetivos, enebro de Sabiñán. Normalmente se le considera como arbusto, pero sus notables dimensiones arbóreas alcanzadas le confieren de una belleza extraordinaria, estimándose su existencia en unos 500 años. Dentro de su especie es uno de los pies de mayores proporciones de los conocidos en Aragón, hecho por el que se le considera árbol singular, merecedor de una especial protección. (De los frutos del enebro, una vez destilados se obtiene la ginebra y tras la destilación de su madera se extrae el aceite de miera, con aplicaciones antisépticas y dermatológicas).

10:00 Enebro de Sabiñán. Enebro de miera (Juniperus oxycedrus)

10:00 Retorcidos salientes de su tronco le aportan una singular belleza

10:00 Buen cobijo de los vientos frecuentes en el cerro y de los rayos del Sol

10:02 La población de Sabiñán, sensible con su patrimonio natural, realiza excursiones hasta este lugar

Por un camino en fuerte pendiente por la loma, con trazas de sendero, llegamos a la arista de la sierra desde la que bajaremos a un collado, 1066 m, y ascenderemos por una ladera, libre de vegetación, a la cima del Alto de la Hoya del Diablo.

10:13 Ganando altura, se abre el espacio del valle entre Morés y Sabiñán

10:15 Aparece la localidad de Sestrica, por la que pasaremos

10:18 Al fondo, en el horizonte y entre las brumas, divisamos con dificultad las altas cumbres pirenaicas

10:26 Tramo de bastante inclinación que requiere de algún descanso y que aprovechamos para echar un vistazo al valle

De esta forma llegamos a la cima del Alto de la Hoya del Diablo, 1134 m, señalizada con un gran hito de piedras. Hacia el este, vemos las sierras de Vicor, que visitamos hace unas semanas y la sierra de Algairén, que también lo hicimos hace unos años. Hacia el oeste, ya muy cerca, La Atalaya y el Parque Eólico de la sierra de la virgen.

11:01 Cima del Alto de la Hoya del Diablo

11:01 Vista hacia el este. Sabiñán, a orillas del Jalón. Al fondo las sierras de Algairén y de Vicor  

11:02 Desde la cima del Alto de la Hoya del Diablo, vemos cerca La Atalaya

Proseguimos la ruta bajando al despejado collado situado a 1064 m, entre La Atalaya y el pico que acabamos de bajar, donde enlazamos con el PR-Z 98, sendero que conecta la localidad de Morés con el pico La Atalaya y que utilizaremos de vuelta de ella, para continuar. Siguiendo por la izquierda, el sendero rodea el pico y conduce hasta un cruce que ofrece la posibilidad de subir por la derecha, por pista, al pico La Atalaya o seguir por la izquierda para conectar con el GR 90.2 que redirige al caminante hasta el cercano Viver de la Sierra o al más lejano Embid de la Sierra.

11:12 Enlace con el PR-Z 98 en el collado situado entre La Atalaya y el Alto de la Hoya del Diablo

Nosotros, por acortar algo el camino, subimos por la ladera pedregosa de enfrente entre abundantes plantas de tomillo y erizones y sin camino evidente, hasta la cumbre de La Atalaya, 1170 m. Nueve minutos nos bastaron para llegar al punto más alto de la ruta, marcado con un vértice geodésico de unos cuatro metros de altura y con magníficas panorámicas del entorno. Vemos la comarca del Aranda, y al fondo, distinguimos perfectamente el Moncayo, Peñas Herrera, Muela de Añón y Cueva de los Pilares .

11:21 Cima de La Atalaya o pico Morés, 1170 m

11:22 Señalando al Moncayo, Muela de Añón y Peñas Herrera

11:22 Zoom al Moncayo

11:28 Un recuerdo con Miguel en la cima

Desandamos de nuevo el camino hasta el collado, donde tomamos el PR, hacia Morés. El sendero desciende por la vertiente pedregosa de la montaña, entre la frondosidad del carrascal y con magníficas vistas sobre Morés y el valle.

11:45 Bajando por el sendero PR-Z 98

11:55 Denso y tupido carrascal por la ladera de la sierra de Morés

A lo largo de este tramo forestal, en plena “carrascada” llegamos a un mirador sobre el Paisaje Moresano, cota 933 m. Una amplia panorámica sobre el valle del Jalón, que riega las riberas de las poblaciones de Morés, Sabiñán y Paracuellos de la Ribera.

11:59 Mirador sobre el “Paisaje Moresano”. Fernando, como buen comunicador y nativo de la zona, instruyéndonos

12:00 Posado en el mirador

Sin perder mucha altura, donde el carrascal que tapiza la sierra se vuelve más exuberante debido a la humedad que existe en el subsuelo del barranco, vamos descubriendo los árboles señeros que jalonan la ruta, entre los que sobresalen una encina de dimensiones espectaculares, conocida como «carrasca de Morés”, unos castaños y un bosquete de zumaques.

12:20 Carrasca de Morés (Quercus ilex rotundifolia).

12:23 En esta foto se aprecia las enormes proporciones de la carrasca

Un poco más abajo, en la umbría del barranco que baja del collado de la Hoya Gil, donde nace la fuente de Garullo, sorprenden un grupo de castaños, que seguramente fueron plantados tiempo atrás por personas del lugar aprovechando la humedad y que enraizaron perfectamente a la sazón de las tierras húmedas del barranco.   

12:29 Castaños en el humedal del barranco

Cinco minutos después, tras salvar 60 metros de desnivel dejando atrás la umbría del bosque, desembocamos en la caseta de Garullo, 725 m, donde fluye una preciada fuente cuya agua baja de la zona húmeda del barranco.

12:34 Caseta de Garullo

En frente de la casa, un poste del sendero PR, señala la distancia de 3,9 kilómetros a La Atalaya y 4,6 a Morés. Seguimos hacia allí, entre frutales y zumaques que se encuentran en los lindes de cultivos y los bordes del camino.

12:41 Preciosa la vista hacia Morés y su pinar. Al fondo, la sierra de Jabacín

12:42 No creo que hubiera momentos de silencio en la ruta 

12:52 Comienzos de la floración

Tras un rato caminando a media ladera, entre campos abancalados por la pista agrícola, superamos el barranco del Degolladero, llegando a una pequeña nave donde abandonamos por un rato el PR, para acercarnos a la localidad de Sestrica.

13:01 Sestrica, localidad de la comarca del Aranda, con el Moncayo, al fondo

13:04 Precioso acercamiento a Sestrica, con los árboles floreciendo

Entramos en la pequeña localidad de Sestrica, ubicada en el piedemonte ibérico del Moncayo, en las primeras estribaciones surorientales de la sierra de la Virgen. Pertenece a la comarca del Aranda, importante por la industria del calzado y auténtico motor de su economía. Pasamos por una fuente entre el caserío donde destaca la iglesia barroca de San Miguel del siglo XVII y los restos de un castillo, cerca de ella, del que únicamente se conserva un torreón fechado en el siglo XIV, aunque muy transformado.

13:16 Iglesia y torreón del castillo, a la izquierda

En la salida del pueblo, junto al pabellón municipal, vemos un magnífico y centenario ejemplar de olivo. Trecientos metros más adelante, abandonamos la carretera para ascender ligeramente a una collada junto al cementerio y la ermita Virgen del Carmen de Sestrica.

13:27 Punto donde abandonamos la carretera

13:33 Ermita de la Virgen del Carmen

Es aquí, donde de nuevo, enlazamos con el PR-Z 98. Continuamos por él, camino de Morés por la vereda de Valdecañas hasta un cruce donde, por la izquierda, llegamos a un corral de ganado y unos campos que recordaba Fernando, cuando venía con su padre. Tras rodear un cerro sobre unos campos, pasamos por la ermita de San Félix (patrón de Morés) donde descansamos y reponemos fuerzas con un buen bocadillo.   

13:40 Vereda de Valdecañas

13:52 Justo el cruce, le digo a Fernando que pose con su pueblo detrás

13:56 El camino rodea el cerro de enfrente para llegar a la ermita de San Felix

14:05 Ermita de San Félix, patrón de Morés

Con renovadas fuerzas, seguimos hacia Morés, por el antiguo camino a Sestrica, dejando a la izquierda el campo de futbol (señal de 8,2 Km a La Atalaya). Cruzamos la vía del tren y la carretera A-1503 que se dirige a Illueca y nos adentramos en el pueblo cruzando por un puente el Jalón.

Tras tomar un refrigerio en el bar, damos un completo recorrido por sus calles. Nos acercaos a la casa donde nació nuestro anfitrión y como se nos hace tarde, no subimos al castillo, pero sí a una era muy querida de Santos, padre de Fernando. Mientras los tres se quedan conversando, subo un momento por unas escaleras a un cercano mirador donde obtengo unas bonitas fotos sobre el pueblo.    

14:27 Un vistazo a la sierra antes de cruzar la vía

14:31 Sobre un cerro en lo alto de la localidad, se encuentran las ruinas del castillo medieval de Morés

15:08 Una foto del grupo en la era

15:10 Morés con el castillo

15:12 Una bonita vista de Morés desde el mirador. Abajo a la izquierda, en la era, Miguel, Fernando y José Miguel

Son más de la 3 de la tarde y nos faltan más de cinco kilómetros para llegar a Sabiñán. Con lo cual, volvemos a la entrada del pueblo para cruzar de nuevo el Jalón y proseguir por la izquierda donde una señal indica el comienzo del sendero local SL-Z 26 que seguiremos entre Morés y Sabiñán. Nos dirigimos entre el río y las piscinas municipales, hacia la sierra, cruzando muy pronto la carretera A-1503. Ochocientos metros después, coincidiendo este tramo con la vereda de Valdecañas, llegamos a una intersección de pistas.

Ahora, nuestro camino (sendero SL-Z 26) sigue la pista, por la izquierda, por el camino del Alto de Sestrica, hacia Sabiñán. Desde aquí, la pista nos conduce entre casetas de campo y olivares, por la vega del Jalón. Tras pasar por una paridera, a la derecha del camino, y dejar a nuestra izquierda una balsa posteriormente, rodeamos un cerro, desembocando en el cruce de inicio de la circular. Desde aquí, desandamos el camino de esta mañana, por el SL-Z 61, hasta Sabiñán.

15:41 Por el «camino del Alto de Sestrica», hacia Sabiñán

15:44 Entre almendros y frutales

15:50 Llegando a Sabiñán vemos en el alto del cerro, vestido de pinos, la ermita de San Roque, patrón del pueblo

15:55 Iglesia de San Miguel

Finalmente, después de 8 horas, casi 22 kilómetros de recorrido y más de 900 metros de desnivel positivo, llegamos a Sabiñán completando esta bonita ruta, que sorprende agradablemente y que recomendamos para realizarla en cualquier época del año.  

Para terminar, visitamos el amplio casco urbano de casas apretadas y estrechas fachadas en el que visitamos varios palacios y casas solariegas, destacando el palacio de los Condes de Argillo. Una reconfortante cerveza en un bar donde unas señoras, que conocían a Fernando, nos ungieron la garganta con el aceite bendecido tres días antes, en el día de San Blas, puso fin a esta preciosa jornada de ejercicio, contacto con la naturaleza y buen aprendizaje cultural, de iglesias, ermitas, torres, castillos, palacios, etc.., de nuestro paso por las localidades.

Descanso en la plaza de la Muñoza

«El palacio de los Condes de Argillo en Sabiñán, es un edificio muestra de la arquitectura de los palacios renacentistas aragoneses del siglo XVI, Actualmente, presenta un pésimo estado de conservación, apuntalado para que no se caiga, aunque esto no resta su importancia arquitectónica, artística e histórica. En el año 2000 fue robado de su interior el cráneo momificado de Benedicto XII, el Papa Luna. Posteriormente tras su localización y posterior recuperación, se encuentra protegido como Bien de Interés Cultural en la capilla de Santa Ana de la iglesia parroquial de San Pedro de Sabiñán.».  

Fachada principal del Palacio de los Condes de Argillo en la plaza de la Muñoza

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FICHA RUTA

«Andar por andar, es suficiente, pero andar disfrutando del camino es mucho mejor«

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